El Tecla es un pequeño monte que se alza entre el mar y la tierra. Con el Miño lamiendo sus faldas y con miradores desde los que se pueden admirar los paisajes de España y Portugal. Y además lo mejor es que hay una gran cantidad de senderillos para recorrerlo por todas partes.
Así que he salido por segunda vez dispuesto a correr entre las rocas y bosques que cubren sus laderas. Perdiéndome arriba y abajo, siguiendo los carteles de sus senderos marcados o las trochas recién abiertas para sacar madera.
Y disfrutando una vez más de las vistas desde lo más alto. Con la sensación de estar en la proa de un gran barco dispuesto a hacerse a la mar. Así que no me extraña que hace muchos siglos las tribus de la zona eligieran este sitio para vivir.
Después de haber trotado dando vueltas al monte durante un buen rato, el regreso ha sido más tranquilo. Siguiendo un camino al borde del mar hasta la desembocadura del Miño. Y agradeciendo la brisa fresquita que soplaba cerca de la orilla.
1h 49 min
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