Ayer no salí a correr por la tarde, porque cuando empezó a anochecer todavía había 35º a la sombra. Así que preferí esperar para salir hoy al alba. Lo malo es que las nubes que trajeron la sensación de bochorno no han desaparecido durante la noche.
Y aunque ha llovido un par de veces, el día ha amanecido igual que terminó ayer. A las siete de la mañana, cuando he salido a correr la sensación era la de estar dentro de una olla con la tapadera puesta.
Pero como me encontraba bien, he aprovechado para subir hasta la sierra de Hoyo y dar la vuelta al pueblo. Sudando como un pollo, bebiendo por el camino (de la botella y de una fuente que aguanta sin secarse) y terminando con una ducha agua fría. Pero siempre me alegro de empezar el día corriendo. Aunque sea por un horno.
1h 50 min
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