Franz Rossi y Giovanni Storti vuelven a juntarse para seguir contándonos sus peripecias como corredores aficionados. Un libro escrito en la misma línea que el primero, con capítulos que alternan experiencias de cada uno de los dos autores. Aunque en este caso también incluyen algunos relatos de ficción con toques surrealistas (como esas historias de personajes olvidados, con ideas de bombero). Todo ello manteniendo el sentido del humor. Por ejemplo, el breve relato que abre el libro, narrando la subida al trote hasta lo alto del Teide parece sacado de Tartarín en los Alpes.
Hay que recordar que Giovanni Storti forma parte de un grupo de teatro cómico similar al Tricicle. Mientras que en el caso de Franz Rossi, su humor está más pegado al suelo. El caso es que siguen disfrutando de las carreras, a pesar de que la edad se les vaya echando encima. O precisamente por ello.
Los dos cuentan de forma sencilla sus experiencias, sus carreras y sus viajes (que dan envidia), que podrían ser las de cualquiera de nosotros. De hecho definen perfectamente algo que sentimos todos los corredores, y que quizás sea lo que nos impulsa a seguir trotando:
"Corres tres días a la semana durante un mes, y te cansas como la primera vez, no pierdes ni un gramo, el corazón enloquece y resoplas como un maestro vidriero de Murano... Pero de pronto un día, muy de tarde en tarde, sientes las piernas ligeras, los pies parecen bailar sobre el sendero blando por el musgo, los pulmones se hinchan de aire y te parece volar. Corremos para revivir esa sensación."
En definitiva, un libro que, si se ha disfrutado del primero, seguirá haciéndonos pasar un buen rato. Es como volver a reencontrarse con dos viejos amigos, de esos con los que da gusto tomarse unas cervezas mientras nos contamos mutuamente los mejores recorridos o carreras que hemos hecho.
fotografati da Dino Bonelli |
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