viernes, 19 de noviembre de 2021

Los sonidos del pueblo


Mientras corro por el campo voy atento a los sonidos del campo. Cantos de pájaros cargados de significado, como las llamadas de cucos, abubillas o abejarucos, anunciando con su presencia la llegada del verano. O las pequeñas ranas y sapillos que también indican que el invierno se acaba. O incluso algún ciervo bramando a lo lejos, durante la berrea otoñal.

Pero cuando corro por mi pueblo también escucho los sonidos característicos de la fauna doméstica. Ahora que salgo a correr siempre al alba, lo primero que oigo cuando comienzo a trotar es el canto de los gallos que hay cerca de casa. A veces escucho a lo lejos las esquilas de las vacas y cabras (en Hoyo no tenemos ovejas*) o el ladrido de los perros. Nunca faltan perros ladrando en un pueblo! Aunque para mí el mejor de todos los sonidos rurales es el rebuzno estentóreo y exagerado de los burros. Siempre me hace sonreír.

Por otra parte, están los sonidos humanos. El primero el de las campanas de la iglesia, que van marcando la vida en aldeas y pueblos pequeños. Luego está el timbre de entrada del colegio. Y, durante las fiestas, las canciones de la orquesta y los fuegos artificiales, que se pueden disfrutar desde cualquier parte del pueblo.

Algunos son sonidos que se pueden escuchar en ciudades grandes, pero en un pueblo tienen un significado mucho más cercano y directo (como las sirenas de ambulancias o bomberos). Todos esos ruidos nos suelen pasar desapercibidos, pero forman parte importante del paisaje para los que vivimos en el campo.

* NOTA: en Hoyo si tenemos ovejas. Un rebaño pequeño en uno de los prados que hay cerca del centro del pueblo.




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