Un viernes más disfrutando del calorcillo vespertino mientras bajo hasta la presa del Gasco. Y un viernes más que termino arrastrándome con las entrañas resecas por la cuesta que sube hacia Torrelones. Queda mucho hasta que me acostrumbre de nuevo a correr con este calor.
Por lo menos el recorrido es muy bonito. Por un lado están las vistas a la plana madrileña y a los barrancos del Guadarrama mientras bajamos por el camino del Pardillo. Por otro están los encinares cerrados por los que discurre el canal (y que permiten disfrutar de un poco de sombra). Y al final nos reciben las vistas de la torre de los lodones con la sierra de Hoyo al fondo.
Aunque durante la bajada fui un poco mejor que la semana pasada, al llegar a la presa ya era consciente de que iba a ser otra tarde dura. Así que me tomé el sendero del canal con calma para ahorrar fuerzas. Que luego la subida no perdona.
Esta vez no vi ningún jabalí. Pero me topé con un montón de barras de pan duro que debían de haber puesto para alimentarlos durante estos días, en los que se les debe hacer difícil encontrar sustento. Lo malo es que el que había tenido la idea del pan no se había tomado la molestia de sacar las barras de sus fundas, por lo que estaba el campo lleno de bolsas desperdigadas. Cuanta razón tenía Carlo María Cipolla cuando decía que estamos rodeados de idiotas.
13,78 km (8,56 millas)
410 m
1h 30 min (9,18 Km/h)
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