El otro día tenía poco tiempo para correr, así que opté por una bajada rápida hasta la presa del Gasco desde Torrelodones. Sin florituras, ni desvíos. En parte para poder volver a tiempo y en parte por no quedarme sin luz.
A este paso, creo que ya me quedan pocas salidas vespertinas pudiendo correr sin frontal. Últimamente me confío pensando que el sol se pone a una hora, y luego me doy cuenta de que cada día que pasa la noche gana terreno. Y a marchas forzadas.
Lo bueno de este recorrido corto es que se puede coger ritmo en la bajada, calentando para luego afrontar una subida que no es ni demasiado larga, ni dura. Además, pude ir disfrutando de un cielo alucinante, en el que la última luz se escapaba por las rendijas en un campo de nubarrones de todos los colores.
Al final, como había ido más rápido de lo previsto, pude alargar el recorrido un par de kilómetros por asfalto. No estuvo tan mal, pero si se mantienen los horarios de entrenamientos, tendré que calcular mejor para aprovechar más los senderos campestres.
12,55 km (7,80 millas)
331 m
1h 13 min (10,32 Km/h)
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