Una tarde más de entrenamientos con el tiempo medido me llevan a optar de nuevo por este recorrido. Que aunque es corto y sencillo, una veces lo hago más rápido y otras más lento. Y el viernes, después de una merienda copiosa, opté por una versión tranquila.
Lo bueno de este recorrido es que, para cuando me quedo sin luz natural en estas fechas, ya puedo contar con la de las farolas para hacer los dos últimos kilómetros. Y en llano y por asfalto, lo que es raro por partida doble.
Por lo demás, nada nuevo en el camino hasta la presa. Pero una cosa si que merece la pena destacarse: el olor. Después de una buena tormenta a primera hora de la tarde, el campo olía ya a otoño. Y el cielo andaba todavía cargado con nubes que reforzaban la idea de que esto del verano ya acabado de verdad.
12,55 km (7,80 millas)
331 m
1h 13 min (10,32 Km/h)
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