Empieza una nueva temporada y vuelven los entrenamientos de baloncesto. Y con ellos vuelve también este recorrido. Aunque por ahora de día. Lo que se agradece. Sobre todo porque, de tanto correr de noche, ya no me acordaba de cómo eran algunos de los paisajes por los que pasa el camino.
El otro día, además de por la luz la otra diferencia sustancial fue el calor. Y la falta de charcos. Si en invierno es realmente imposible correr por dentro del canal, debido al agua que se estanca, ahora no queda ni una gota.
Lo bueno que tiene esta parte del recorrido es que se puede elegir entre tres senderos paralelos que siguen las curvas y recurvas del canal. Uno es el que va por el centro del antiguo cauce. Otro el que serpentea por su borde derecho. El último se abre a duras penas entre los jarales de la ladera norte.
El viernes tiré por el camino del centro. Y al final del canal, justo antes de comenzar la subida por la pista de cemento, me crucé con un jabalí en la zona del arroyo. O mejor en dónde suele estar el arroyo cuando llueve. El caso es que al principio creí que el bicho era un perro, porque tenía el pelaje mucho más negro de lo normal.
Al final, la velocidad no fue demasiada alta. Puede que porque salí con el estómago demasiado vacio. Y, sobre todo, porque todavía no me he acostumbrado al calor. Aunque por lo menos el ir despacito me permitió disfrutar bien del panorama.
13,78 km (8,56 millas)
410 m
1h 31 min (9,08 Km/h)
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