Fin de semana de fiestas y excesos. Así que después de disfrutar de una comilona marroquí el domingo, quizás no fue lo mejor echarme al monte a correr. pero lo cierto es que me apetecía aprovechar esa tarde de cielo nublado y menos calor del habitual.
Correr con la barriga llena no es correr. Pero al menos me puede arrastar con dignidad hasta el valle de las cascadas, disfrutando de la soledad humana y de la compañía exporádica de algunas perdices asustadizas. El resto del campo dormía la siesta o buscaba algo de humedad en las zonas altas de la sierra.
Como había partido de baloncesto en Torrelodones, preparé una bolsa para ducharme en el polideportivo y aproveché para bajar hasta allí rodeando el canto del Pico. Descubriendo un par de senderillos nuevos, por los que no había corrido nunca y que me permitieron disfrutar de vistas diferentes del palacio y de los berrocales que lo rodean.
15,56 km (9,67 millas)
410 m
1h 43 min (9,07 Km/h)
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