Puede parecer mucho, pero todo es relativo. He subido más en un año que una familia de holandeses a lo largo de su vida. Pero un corredor de verdad, tipo Kilian, sube eso cada mes. Así que lo importante, una vez más, es lo que ha significado para nosotros cada uno de esos kilómetros recorridos o cada metro de ascensión.
Y lo cierto es que los he seguido disfrutado uno a uno. A un ritmo lento, a veces con las piernas cansadas, los pulmones sin aire o las fuerzas justas. Pero sintiéndome siempre feliz. Así que mi objetivo principal para los próximos doce meses sigue siendo el mismo: correr.
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