Segunda visita a la presa del Gasco. Esta vez variando ligeramente el recorrido que hice la semana pasada. Pero disfrutando de nuevo del buen tiempo y de la tranquilidad que hay en esta zona, a pesar de estar rodeada de pueblos y carreteras con mucho tráfico.
Como anuncian ya algunas lluvias para el final de la semana, hay que aprovechar ahora que hace sol. Corriendo con ropa casi de verano y con los caminos sin barro (aunque con alguna placa de hielo todavía). Y oyendo a los pájaros en lo que parece un avance de la primavera.
Ya no son sólo las palomas, mirlos, rabilargos y urracas las que se ven volar entre las jaras, encinas y enebros. Estos días es también fácil ver petirrojos, pinzones o carboneros. Ayer, incluso me crucé con un zorro husmeando en unas piedras del camino. Era tan grande que, cuando lo vi de lejos, lo confundí con un perro.
Cuando ya volvía aproveché para indagar un poco por los senderos que surgen al otro lado de la presa. Están bien marcados al principio, pero terminan pronto. Tan sólo suben unos metros para llegar a unas canteras de las que debieron sacar las piedras para construir la presa. Por lo menos permiten ver el lado norte de la presa desde lo alto.
16,82 km (10,45 millas)
500 m
1h 49 min (9,26 Km/h)
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