Este año he comenzado a trotar a paso tranquilo. Recorridos cortos y facilitos. Quiero pensar que lo hago para disfrutar mejor del paisaje y del calorcito del sol. Pero me temo que los rollos de grasa acumulados durante las navidades también tienen algo que ver.
En cualquier caso merece la pena salir a correr a mediodía con el tiempo que está haciendo. Puede que a finales de enero y en febrero llueva, nieve y caigan trozos de hielo del cielo tormentoso. Pero mientras tanto, que nos quiten lo bailao.
Y aunque el ritmo sea de habanera más que de Rock & Roll, es mejor darse una vuelta por el campo que quedarse en casa encerrado. Bien abrigado, porque el sol engaña, y a la sombra sigue haciendo fresquete. De hecho, las charcas no pierden su capa de hielo en ningún momento.
Desde lo más alto se podían ver a lo lejos los montes de Toledo. Y un poco más cerca los rascacielos de Madrid. La ciudad todavía no está demasiado cubierta de contaminación. Pero como no llueva dentro de poco va a terminar luciendo su típica boina negra.
14,21 km (8,83 millas)
334 m
1h 27 min (9,80 Km/h)
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