Vienen el frío y la nieve. O al menos parece que se les espera dentro de unas horas. Así que aunque ya no calienta como hace unos días, quería aprovechar el sol de la tarde para salir a correr un poco. Pero no contaba con que mi cuerpo se iba a declarar en huelga.
Mi objetivo al salir de casa era subir a la sierra de Hoyo o al menos correr durante dos horas largas. Pero cuando apenas llevaba unos minutos, me di cuenta de que no estaba la cosa para hacer demasiados esfuerzos. Y según iba avanzando barruntaba que no era un cansancio normal.
El caso es que tengo unos cuantos virus variados en casa que han provocado todo tipo de males. Y he debido pillar alguno, porque la sensación en las rodillas y la espalda eran inconfundibles. Así que, en vista del trancazo que se me venía encima, reduje el recorrido a una vuelta cortita hasta las cascadas.
Además llegaba del norte un poco de ventisca desde la sierra. Un adelanto de lo que parece que nos espera. Por eso lo mejor era volver despacito a casa, arrastrando las piernas para buscar un poco de calorcito delante de la chimenea. Por eso de que ande yo caliente, y que venga después toda la nieve del mundo.
14,63 km (9,09 millas)
330 m
1h 29 min (9,86 Km/h)
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