Aprovechando que la nieve ya se ha retirado casi del todo me he dado un paseo por las Guarramillas. Subiendo desde la zona de la Barranca hasta la Bola del Mundo y la Maliciosa. Y bajando luego por el sendero que acompaña al arroyo del Cancho Negro.
Un recorrido que realicé hace justo dos años. Entonces con el campo vestido de amarillo por las genistas en flor. Y hoy un poco más pardo, porque todavía no se han abierto los ejemplares de las zonas altas.
Durante la subida me he encontrado bien. Quizás porque sabía que lo peor llega al final del todo, cuando el sendero se une con la carreterilla que sube hasta la Bola. Así que me lo he tomado con calma. Lo que me ha tiempo a pensar que meterles este final a los ciclistas en la vuelta a España es un poco tratarles como monos de feria. Parece que se busque más el espectáculo gratuito que favorecer realmente el deporte.
Después de estos profundos pensamientos, y de admirar las antenas de la Bola del Mundo (que realmente parecen cohetes), como las fuerzas seguían acompañándome he aprovechado para trepar hasta lo alto de la Maliciosa. Aunque me he reservado un poco para la bajada. Porque la canal que desciende desde el collado del Piornal es muy traicionera.
Lo bueno es que el sendero termina en la fuente de la Campanilla, en la que he aprovechado para refrescarme a gusto, ya que el día ha sido muy caluroso. De hecho, al poco de empezar me he quitado la camiseta para aprovechar mejor la ligera brisa que soplaba de vez en cuando.
Porque que pegue bien el sol no es raro en estas fechas, pero lo extraordinario ha sido que no soplara nada de viento en las cumbres. Así que, aunque el recorrido ha sido tranquilito, para cuando he llegado de vuelta a la zona de la Barranca llevaba la garganta seca, la cabeza requemada y las piernas polvorientas. Nada que no pueda arreglar una fuente de agua helada.
3h 02 min
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