Un recorrido que no estaba previsto. Porque la idea inicial era haber trotado de nuevo por Torrelodones. Pero un cambio logístico de última hora me obligó a correr de nuevo cerca de casa. Y realmente fue un placer.
No recuerdo quien decía que le gustaba correr siempre por los mismos sitios (Krupicka? Jurek?). Porque así podía apreciar mejor esos pequeños cambios que provoca la luz en el paisaje a lo largo del día. O las diferencias que se van produciendo según pasan las estaciones.
Yo prefiero variar un poco más de escenario cuando corro. Pero entiendo lo que hay detrás de esa idea. Sobre si el campo aporta cierta variedad. Como, por ejemplo, el vallejo por el que discurre el arroyo de Peregrinos. Con jarales, zonas arenosas, roquedos, bosquecillos de pinos o hileras de arbolillos creciendo a lo largo de los cauces por los que discurre el agua.
Un lugar en el que se puede disfrutar de un espectáculo diferente cada día. Y si encima es en una primavera florida y hermosa como la que tenemos, mucho mejor. Sobre todo porque si queremos admirar el paisaje tenemos además la excusa perfecta para ir más lentos.
Hay que aprovechar pues esos días en los que todavía sopla un vientecillo fresco y el campo está todavía verde. Porque el sol está ya preparándose para ofrecernos un verano caluroso y reseco.
1h 52 min
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