domingo, 27 de diciembre de 2020

Canto del Pico


Desde que llegó el coronavirus no he vuelto a correr por Torrelodones, ni me había acercado hasta ahora al canto del Pico. Un lugar para disfrutar de las vistas y asomarse al borde la de falla que rompe la plana madrileña.

Un día frío y soleado, en el que lo único malo ha sido la brisa del norte que se ha levantado cuando estaba a mitad del recorrido. Desde el mirador de piedra de la peña Bermeja el viento me ha acompañado hasta casa, dejándome las manos agarrotadas.

A pesar del frío, me he desviado un poco para ver las charcas de los Camorchos. Un lugar protegido y a desmano por el que pasa poca gente. Me he fijado que en el centro de alguna de estas lagunillas estacionales estaban ya floreciendo los ranúnculos acuáticos.

Mientras estaba haciendo fotos a las pozas de la zona, me he dado cuenta en los mucho que suelo fijarme en los charcos y arroyuelos cuando saco la cámara. Supongo que será en parte por la estética que tiene el agua, como si fuera un espejo. Y por otro lado, porque aquí es algo cada vez más escaso. Vivimos muchos meses de secano, así que es normal hacerle fiestas al agua cuando aparece.

1h 39 min







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