martes, 16 de abril de 2013

Huesos como rocas


Siempre había pensado que correr no era lo mejor para la salud. “Eso no tiene que ser bueno para las rodillas”, “te vas a destrozar la piernas”, “correr te machaca la espalda”, son algunas de las cosas que solemos oír los que nos echamos unas carreritas.


Y al final, de tanto escuchar esas cosas, te hacen pensar que algo de razón tendrán. Creemos que es mejor nadar o montar en bici, para no machacarse las articulaciones.

Sin embargo, nosotros no hemos evolucionado flotando en el agua ni rodando por carreteras. Nuestros cuerpos están adaptados para andar erguidos. Algunos incluso afirman que la evolución nos ha hecho corredores de nacimiento.

En fin, que cada vez tengo las cosas menos claras. Y en estas estaba cuando el otro día leí algo que me hizo pensar que al final quizás sí que sea sano correr (más allá de las realidades de la evolución y de las bondades del ejercicio aeróbico).

En Packing for Mars, la periodista y escritora Mary Roach nos expone la ciencia que hay detrás de la vida de los astronautas y nos cuenta los entresijos de los viajes espaciales. En el capítulo dedicado a los problemas que provoca la gravedad cero en el cuerpo humano, dice lo siguiente:

“The human body is a frugal contractor. It keeps the muscles and skeleton as strong as they need to be, no more and no less. "Use it or lose it" is a basic mantra of the human body. If you take up jogging or gain ten kilograms, your body will strengthen your bones and muscles as you need. Quit jogging or lose the ten kilograms, and your frame will be appropriately downsized.

The body's foreman on call is a cell called osteocyte, embedded all through the matrix of the bone. Every time you go for a run or lift a heavy box, you cause minute amounts of damage to your bone. The osteocytes sense this and send in a repair team: osteoclasts to remove the damage cells, and osteoblasts to patch the bones with fresh ones. The repaving strengthens the bone. This is why bone-jarring exercise like jogging is recommended to beef up the balsa-wood bones of thin, small-boned women of northern European ancestry, whose genetics, postmenopause, will land then on the short list for hip replacement.”

Así que por lo menos parece que hay una buena razón demostrada desde el punto de vista médico para que nos pongamos a correr. Sobre todo si eres una mujer de mediana edad. Que, por cierto, se ven pocas. De cualquier edad. Pero esa es otra historia.

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