¿Cuál es tu otro veneno?

Al escribir sobre lo que nos gusta tomar cuando terminamos de correr, sólo pensé en bebidas porque en mi caso la comida no me sirve de estímulo. Y no es porque no me guste comer. De todo. Sobre todo dulces.

Pero al correr se me cierra el estómago y tan sólo sueño con bebidas frescas. En vasos llenos de gotitas de condensación, con una resbalando por el cristal (creo que los anuncios me han deformado la mente). Y nunca me imagino nada sólido.

Sin embargo, hay miles de teorías sobre lo que es conveniente comer después de echar una carrerita. Hay alimentos que parecen ser milagrosos para recuperarse: cereales, fruta, yogur, frutos secos, hummus, pechuga de pollo…

Todos perfectos. Pero creo que, después del esfuerzo, lo mejor es darse un homenaje y comer lo que más nos guste. Por lo menos mientras sea algo relativamente ligero. Que tampoco es el caso de correr media hora y terminar con fabada, chuletón y torrijas de postre.

En mi caso, uno de los platos que más me gusta es también muy sencillo y rápido de preparar: cous cous con verduras. Se tardan cinco o seis minutos.

En una cazuela ponemos una taza de agua o caldo (yo le echo también una cucharadita de curry o de ras el hanout). Cuando hierva echamos un poco menos de la medida de la taza de cous cous. Tapamos y dejamos reposar cinco minutos.

Mientras, echamos en otra cazuela una poco de aceite y un puñado de verduras congeladas (salto de verduras asadas o similar). Vamos removiendo y a los cinco minutos incorporamos el cous cous ya hecho. Removemos bien y servimos.

No es alta cocina, pero desde mi punto de vista reúne lo mejor: es rápida, fácil y está buenísima.