Ha sido una semana difícil y no he podido salir a correr ni
un día. Y encima con el tiempo que está haciendo, lo que más me apetecía era
estar en el campo y no encerrado. Pero no ha podido ser.
Así que hoy, para acabar la semana, he aprovechado un rato a
mediodía y me he ido a hacer uno de los recorridos más bonitos de la zona
(sobre todo en esta época).
Los campos están inundados de flores amarillas, que huelen a miel cuando pasas cerca. Los pájaros se pasan todo el día cantando y los arroyos bajan llenos todavía. En el cielo, las nubes nos recuerdan que estamos en primavera. Y el sol calienta lo justo para que aún no vayamos buscando las sombras por el camino.
El ritmo ha sido lento y cansino. Entre el tiempo que llevo
en dique seco, y que no había comido nada, lo cierto que no estaba para muchas
alegrías.
Además, desde la salida he notado que los tendones de mi
pierna derecha siguen ahí, haciendo de las suyas. A veces esto de correr me
recuerda al juego de la oca. Espero no haber caído en el pozo (dos tiradas sin
jugar).
En resumen:
- La velocidad no es buena. Pero lo que me preocupa de verdad es que, aunque corra despacio, termino más cansado que antes.
- Los viernes tengo el tiempo demasiado ajustado como para indagar alternativas más largas. Pero hay un par de desvíos que creo que pueden mejorar este recorrido (añadiendo sólo un par de kilómetros).
- Mañana intentaré correr un par de horas. Espero que la pierna no tenga nada más que decir.
13,78 Km (8,56 millas)
212 m
1h 27 min (9,50 Km/h)
212 m
1h 27 min (9,50 Km/h)
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