No me refiero a la que nos molesta por dentro de la camiseta y que
parece que se clava como un cuchillo al cabo de una hora. Hablo de la otra. La
que define nuestra educación. O el sentido común. Son normas no escritas que
reflejan el respeto por los demás y por lo que nos rodea.
Basura
Lo lógico es que lo que va siempre tiene que volver (o ir al cubo de
basura más cercano). Hasta las mondas del plátano. Por desgracia no es raro
encontrarse por el campo restos “deportivos” de todo tipo. Últimamente
proliferan los cadáveres de geles. Una pena.
Saludos
Aquí no entra sólo la educación más básica. Influye también lo alejados
que estemos de la civilización. En una calle, la gente desconocida no se suele
saludar. En un parque tampoco. En un sendero de montaña lo hace casi todo el
mundo. A mí, a pesar de que soy bastante misántropo, me gusta que me devuelvan
el saludo en medio del monte. Un simple gesto de la cabeza me vale.
Preferencia de paso.
En un sendero estrecho, primero pasan los que andan, luego los que
corren y después bicis o motos. Si hay gente montada a caballo, lo mejor es
dejar de correr (o alejarse considerablemente) para no asustar al animal y
provocar una caída (o recibir una coz).
Cuando andamos por la montaña, los que suben tiene siempre preferencia
sobre los que bajan. Pero al correr se invierte la norma. Parar en seco es
mucho más difícil corriendo cuesta abajo que arrastrándote hacia las alturas.
Hay que dejar pasar siempre a los corredores más rápidos. Y reprimir
esas ganas que nos entran a veces de ponerles la zancadilla.
Animales
Unas veces por su bien y otras por el nuestro, lo mejor es dar un gran
rodeo cuando nos crucemos con animales domésticos. Un aviso: las vacas suelen
defender a sus terneros, entre las ovejas hay carneros y los rebaños de cabras
suelen estar guardados por mastines.
La fauna salvaje ya ha aprendido a huir en cuanto nos oye. Pero si por
casualidad nos encontramos algún bicho de golpe a la vuelta de una curva, lo
mejor es dejarle tranquilo. Otro aviso: a veces los jabalíes cargan (lo digo
por experiencia propia).
Mejor no correr con perros sueltos por caminos transitados. Hay gente
que les tiene miedo, aunque sólo “quieran jugar”.
Flora
Al correr no solemos pararnos a coger margaritas, pero tampoco es
cuestión de pisotearlo todo cuando corremos campo a través. Ni de romper ramas
o arbustos cuando pasamos. Que tampoco vamos tan rápido.
Cuerpo
Lo normal es que cuando corremos seamos un poco más cerdos de lo normal.
Nuestro cuerpo genera sudor, mocos, saliva y aire. Es lo natural y no pasa
nada. Pero tampoco es para regodearse. Y lo que haya que hacer, lo mejor es
hacerlo al final de un grupo.
Otros corredores
Todos los que levantan a la vez los dos pies del suelo al desplazarse
son corredores. Todos merecen nuestro respeto. Desde los que cuidan sus cuerpos
fibrosos para bajar de media hora en los diez kilómetros hasta los que
arrastran sus michelines los domingos durante un cuarto de hora (yo soy más de
este último grupo). Por cierto, los que no corren tampoco son escoria (aunque
nos den algo de pena).
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