Ahora que empieza a llegar el calor es cuando saco del cajón tres cosas
que han estado sin uso desde el otoño: gorra, crema para el sol y una toalla.
La gorra es fundamental cuando hace sol. Sobre todo para los que, como
yo, ya no contamos con una espesa caballera para protegernos. En las salidas
largas siempre hay que llevarla. En las cortas dependerá del tiempo que estemos
corriendo y, sobre todo, de la hora a la que vayamos a hacerlo.
Casi cualquier gorra cumple la función perfectamente. Pero cuando el
sol pega de verdad se agradecen las que llevan algún tipo de rejilla o que no
sean demasiado gordas. En cuanto al color, lo suyo es que sean blancas o de
colores claros. La mía es negra (y así me va).
La crema del sol es todavía más importante. Un par de horas corriendo
al sol chamuscan la piel de cualquiera. Eso sí, la única crema que se puede usar
es ISDIN. Al menos por mi experiencia.
No hay nada peor que la mezcla de sudor y crema solar entrando en los
ojos. El efecto es similar a lo que se debe sentir con un colirio de vinagre y
lejía. Así que, a pesar del precio, lo mejor es usar esta marca. ¿Por qué?
Porque ni pringa, ni molesta, ni te deja ciego.
Lo de la toalla es totalmente personal. Teniendo en cuenta que más que
sudar, tiendo a fundirme, yo al menos la necesito. Con una pequeña toalla
tamaño pañuelo me vale. Ni pesa ni molesta. Y cabe en un bolsillo o incluso
medio colgada del pantalón.
Y como bonus, las gafas. Yo sólo las uso cuando corro con un sol de
justicia por sitios que reflejan la luz (por ejemplo, pistas de tierra y caminos de
arenilla blanca). Además, también evitan que entren mosquitos en los ojos cuando
se corre rápido. Aunque no es mi caso.
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