Un día totalmente primaveral, con sol y lluvia a partes iguales. Así
que, aprovechando un final de tarde con el cielo más despejado, me animo a dar
una vuelta después de pasar todo el día encerrado en casa.
Lo bueno de la primavera es que, aunque llueva, no suele hacer demasiado frío. Pero con lo que ha caído estos últimos días, los caminos están llenos de barro. Y correr por lo prados es como tirarse a la piscina, sales empapado.
Pero entre el sol y el agua el campo está como nunca. Hoy me han
acompañado una liebre (que ha hecho honor a su nombre, corriendo delante de mí
durante un rato). Además, los pinzones, verdecillos y golondrinas han estado
también haciéndome compañía. E incluso me he cruzado con un papamoscas
cerrojillo, que hacía tiempo que no veía ninguno.
En resumen:
- Un recorrido sencillo, con poco desnivel y no muy técnico. Perfecto para dar un paseo al atardecer disfrutando del campo.
- Mucho mejor correr con un ritmo más bajo para poder llegar sin problemas. Hoy he terminado acelerando en los últimos kilómetros, que es lo que más me gusta..
20,84 Km (12,95 millas)
431 m
2h 12 min (9,47 Km/h)
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