A pesar de que llevo años pasando al lado del cerro Mirete cuando corro por el camino que une Hoyo con Villalba, lo cierto es que nunca había trepado por sus peñas hasta lo más alto. Aunque alguna vez había buscado algún sendero que subiera entre las jaras y encinas, siempre me encontraba con el campo cerrado por los arbustos. Pero hoy he encontrado por fin un hueco.
El recorrido me lo he tomado con calma, bajando directo hasta el arroyo de Peregrinos y subiendo luego por la espina del Cerrulén. Antes de trepar al cerro Mirete, quería darle la vuelta por la parte más baja. Pero los senderillos que aparecen en las fotos aéreas no son luego tan fáciles de encontrar en el mundo real. Aunque al final, después de perderme un poco (yendo y viniendo, subiendo y bajando) he conseguido mi objetivo.
Por el camino he visto muchas peonías. Es el momento de disfrutar de ellas porque duran muy poco tiempo abiertas. Por eso mismo, y a pesar de lo bonitas que son, es mejor no cortarlas, ya que las flores pierden sus pétalos en pocas horas. Son una versión exuberante de las amapolas. Flores silvestres que no sobreviven cuando las pasamos a un jarrón.
Por lo demás, el recorrido ha sido muy agradable. Con el cielo soleado, el viento fresquete y nubes de cuento flotando para dar ambiente. A ver si la próxima salida puedo acercarme a la sierra para trepar en serio, ahora que no hace todavía demasiado calor y no hace falta llevar agua.
21,15 km (13,14 millas)
483 m
2h 20 min (9,06 Km/h)
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