En días de mucho calor nunca es aconsejable correr a las tres de la tarde. Pero por si no ha quedado claro en otras ocasiones, yo tropiezo con la misma piedra cuantas veces haga falta. Debe ser un defecto de fábrica, pero no lo puedo evitar: soy así de idiota. Así que hoy me he lanzado a la aventura. Total, tan sólo eran 33º a la sombra.
A la ida todo ha ido bien. Entre que el camino bajada y mi cuerpo todavía no había colapsado, hasta ha llegado un momento en que he llegado a pensar que la cosa tenía buena pinta. Luego, en la zona del Guadarrama, perdido entre las matas buscando una forma de cruzar el río, el calor me ha dejado tieso. Literalmente.
A partir de entonces tan sólo he podido trotar un poco en los tramos llanos (casi ninguno) y arrastrarme malamente en el resto (casi todo). Con una sensación rara, rara en el cuerpo, producto de una pájara térmica de campeonato.
Así que ya lo sé para el futuro: no puedo correr a mediodía cuando hace calor. No es que no deba, o no quiera. Es que literalmente no puedo. Porque el resultado hoy ha sido hacer el recorrido más corto del año. Y con un ritmo extremadamente lento, fruto de la necesidad de terminar andando unos cuantos kilómetros. Que no se me olvide nunca. O por lo menos durante un par de semanas.
13,76 km (8,55 millas)
406 m
1h 48 min (7,64 Km/h)
No hay comentarios :
Publicar un comentario