Ha vuelto el calor, y se ha notado. La velocidad a la que me deshidrato es inversamente proporcional a la que corro en días en los que el sol se pone estupendo. Y como es el tiempo típico de estas fechas, creo que se me ha acabado el disfrutar del fresquete primaveral. Llega el verano.
Este año he hecho el recorrido hasta el mirador varias veces. Y para días de sol es perfecto porque es uno de los pocos caminos que tiene algo de sombra (y además en la parte de subida). No es que haya muchos árboles, pero el sendero es casi una trinchera cubierta por jaras.
Lo que se está notando también es que el campo está cada día más reseco. Los arroyos se han secado o bajan con un hilillo de agua. Y las fuentes se llenan ya sólo gota a gota. A ver si por lo menos caen unas tormentas para volver a recargar de humedad el ambiente antes de que llegue el infierno de julio.
En cuanto a bichos y plantas, aunque llevan ya unas semanas en flor, lo cierto es que he visto más rosales silvestres que nunca. Cubiertos de florecillas de color pálido, mucho más bonitas que las de las especies cultivadas.
17,75 km (11,03 millas)
478 m
2h 00 min (8,88 Km/h)
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