Una nueva salida nocturna hasta las cascadas, que bajan ahora ya con un poco de agua. Esta vez bajo la luz de las escasas estrellas que se asomaban entre las nubes. Una salida perfecta para disfrutar del campo recién lavado por las lluvias de los últimos días. Para respirar a gusto el aire fresco y para escuchar los sonidos de los animalejos que se esconden entre las jaras en cuanto nos sienten pasar.
Y para admirar los juegos de luces. Porque, cuando están mojadas y reciben la luz del frontal, las hojas nuevas de los enebros brillan como si tuvieran pintura reflectante. Parecen esos árboles de Navidad psicodélicos que fabrican los chinos. Realmente esas gotas diminutas que lo cubren todo después de la lluvia le dan al campo de noche un halo especial.
1h 35 min
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