Panta rei, como diría el bueno de Heráclito. Todo fluye. No nos podemos bañar en el mismo río, y todo eso. Pero cuánta razón tenía el filósofo de Éfeso. Porque el camino por el que ayer corrimos al sol y sudando la gota gorda, hoy lo descubrimos de nuevo envueltos en tejidos polares.
Realmente es un nuevo recorrido el que hacemos cada día, aunque hayamos pasado mil veces por esos senderos. Pequeños cambios que nos traen las estaciones, encuentros con gente que los recorrer como nosotros o diferentes horas del día hacen que cumplamos siempre el verso de Machado: se hace camino al andar.
El caso es que hoy tocaba rebuscar al fondo de los cajones para encontrar las mallas largas, el gorro y los guantes de invierno. Que hemos estado viviendo un otoño por encima de nuestras posibilidades y nos ha llegado la crisis del frío de golpe y porrazo.
Pero realmente esto de correr sigue mereciendo la pena aunque estemos bajo cero y caigan chuzos de punta. No descubro nada nuevo. Por lo menos para todos los que tenemos una fijación con el trote continuo como forma de vida. ¡Y lo bien que nos lo pasamos!
1h 57 min
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