Han vuelto la lluvia y las nubes. Y aunque parece que no van a dejar el campo demasiado saturado de agua, por lo menos algo es algo. En cualquier caso, hoy he podido correr por un campo en el que se notaba la humedad. Con jirones de niebla deslizándose por las laderas de la sierra de Hoyo. Y yo jugando a perseguirlos.
El caso es que sigue sin hacer frio, así que con una camiseta y un pantalón corte he tirado monte arriba para despedirme del año. Puede que me lleguen las fuerzas para salir una vez más, pero admirar el paisaje desde lo alto de la sierra de Hoyo siempre es una buena manera de acabar o empezar algo.
Como he salido justo a la hora de comer no me he encontrado con nadie. Tan sólo de vuelta, ya cerca del pueblo, he visto a un par de ciclistas que aprovechaban lo que quedaba de luz vespertina. A mí me esperaba en casa otra salida al trote con mi hija para disfrutar realmente de lo que es correr en buena compañía.
2h 01 min
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