domingo, 3 de noviembre de 2019

Mirador del Peregrinos

Una salida otoñal por el valle del Peregrinos, subiendo hasta el mirador que domina el paisaje, y que permite ver cómo termina la plana madrileña a los pies de los montes de Toledo.

viernes, 1 de noviembre de 2019

Vuelve la luz

El cambio de hora me ha devuelto el sol por la mañana. Al menos hasta que el invierno vaya retrasando de nuevo el amanecer. Así que he podido ver el paisaje esta semana desde el primer paso.

sábado, 26 de octubre de 2019

Niebla y oscuridad

Esta semana he salido a correr cuando todavía era de noche. Aprovechando esa burbuja de luz que rodea los pueblos y ciudades. Contaminación lumínica que nos priva del cielo estrellado, pero que nos permite también salir al campo sin linterna. Un mísero consuelo.

lunes, 21 de octubre de 2019

La belleza cotidiana

Después de años corriendo al alba y durante el crepúsculo, todavía sigo sin tener claro con qué momento quedarme. Por la mañana los pájaros comienzan a cantar un rato antes de que el cielo empiece a iluminarse débilmente. Luego, una luz blanca permite diferenciar poco a poco los detalles del paisaje. Y al final los primeros rayos del sol pintan el campo de color naranja.

jueves, 10 de octubre de 2019

Esperando al otoño

Si no fuera porque no lleva ya tiempo sin caer ni una gota de lluvia, yo podría vivir siempre en esta bola extra que nos ha concedido el verano. Con el fresquito justo para correr al alba, y pasando el resto del día en camiseta. Pero supongo que antes o después llegará el otoño.

martes, 1 de octubre de 2019

La luz que se apaga

Quedan pocos días para que deje de correr al alba y pase directamente a trotar cuando sea todavía de noche. Los días se reducen y, muy pronto, además, llegarán el frío y la lluvia (si todavía no nos hemos cargado del todo el clima). Así que la sensación que tengo estos días es la de correr de prestado.

martes, 24 de septiembre de 2019

Cerro de la Lechuza

Una nueva salida relativamente corta en la que el cansancio me ha pesado en las piernas. Al menos la experiencia me ha terminado enseñando que cuando el cuerpo está flojo, el mejor ritmo es el que nos marcan los pulmones: trotando despacito y sin jadear.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Viejos amigos

Los cambios en nuestras rutinas nos abren nuevos horizontes que descubrir. Es cursi, pero cierto a la vez. Nuevos sitios para correr, nuevas horas para saludar o despedir el día, nuevos paisajes... A veces mejores, y a veces peores que los recorridos por los que trotábamos ayer. O por los que iremos mañana.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Cuelgamuros y Abantos

La ladera sureste de Abantos en uno de los mejores sitios para correr al alba. Porque según vamos subiendo por sus senderos o por su carreterilla de las trece curvas podemos admirar el paisaje con los primeros rayos del sol. Y porque, además, esos mismos rayos nos van a venir muy bien para entrar en calor.

sábado, 7 de septiembre de 2019

Una nueva vuelta a la rueda

Son muchas las culturas que han creído en la reencarnación de las almas, una oportunidad espiritual para volver a dar una nueva vuelta de rueda a la vida. Y quizás en su origen esas creencias no eran algo literal, en el sentido de que hubiera que morirse primero para vivir de nuevo.

jueves, 5 de septiembre de 2019

Libro: Epic Runs of the World (Lonely Planet)

Como esto de correr es una moda que ha llegado para quedarse, y que de hecho crece con los años, cada vez hay más gente que intenta sacar tajada. En este caso, la editorial Lonely Planet ha perpetrado una guía realmente inútil, pero con un título cautivador y una bonita portada para engatusar a los desprevenidos.

jueves, 29 de agosto de 2019

Sierra del Brusco

Un recorrido exacto al que hice hace un año, aunque con un ritmo más cansino. Por la falta de forma, por la edad que no perdona o seguramente por el calor húmedo de un día en el que el viento del sur ha convertido a Cantabria en el hermano verde y pegajoso de Écija.

lunes, 5 de agosto de 2019

Vuelta por el Hueco de San Blas

Hay lugares en los que el cuerpo te pide dejar los caminos marcados y trotar campo a través, para disfrutar de verdad del paisaje. Y hay otros en los que al perder la huella del sendero te internas en un infierno del que siempre terminas saliendo lleno de arañazos.