¿Dónde está la trampa?

El tiempo y la distancia a veces adquieren rango de mitos. Por ejemplo, bajar de 10 segundos en los 100 metros lisos. O correr una milla en menos de cuatro minutos. Hoy parece que la barrera a romper sean las dos horas en una maratón. Y la marca Nike está haciendo todo lo posible por llevarse el mérito de esa hazaña. Aunque sea a costa de hacer trampas.

Hueco de San Blas

El hueco de San Blas es uno de los rincones más bellos de la sierra de Guadarrama. Y el mejor momento para correr por los bosques que cubren la falda de la Najarra y acercarse hasta este valle escondido es un día fresco de primavera. A ser posible después de unas jornadas de lluvias. Al amanecer. Y con algunas nubes rodando por el cielo. Un día como hoy, sin ir más lejos.

La relajación

A nadie se le ocurriría preguntar a la gente por qué le gusta la tortilla de patata, o pasear por la playa, o echarse una siesta debajo de un árbol un día de verano. Las cosas buenas y agradables no generan dudas. Por eso me parece tan raro que todo el mundo siga preguntando por qué corremos los que corremos.

Recorrido - Presa del Gasco y canal de Guadarrama

Distancia: 20,6 km km.
Desnivel positivo: 395 m.
Tipo de terreno: pistas, sendas y calles.
Dificultad: baja
Agua: no.

Un recorrido por paisajes muy urbanizados, pero que tiene un par de alicientes: descubrir un rincón relativamente silvestre escondido al lado de la A6 y poder admirar una obra de ingeniería del siglo XVIII.

Tormentas primaverales

Ha llegado esa época del año en la que salimos a correr con sol y nos caen un par de tormentas durante el recorrido. Pequeñas duchas, como dirían los ingleses, con las que disfrutamos mientras trotamos. Porque refrescan el ambiente, vienen bien al campo y dan al paisaje un poco de dramatismo controlado.

La Pedriza

Tenía ganas de volver a correr por la Pedriza, uno de los rincones más especiales de la sierra de Guadarrama. Un lugar en el que, a pesar de que no hay grandes montañas ni bosques cerrados, el paisaje nos recuerda en cada recodo del camino nuestra propia insignificancia.

Sierra de Hoyo

Hay veces en las que los dioses de los corredores nos permiten alcanzar un estado de gracia absoluta. Un pequeño premio gracias al cual podemos vislumbrar las delicias del paraíso. Por lo menos del paraíso para esta secta nuestra de los que disfrutamos trotando.

La belleza de las nubes

Esta semana la primavera ha mostrado su cara más desapacible. Con un poco de frío, de lluvia, de viento... Y con los cielos en plan melodramático. Una de esas semanas en las que las nubes nos muestran su belleza.

Los días tranquilos

Hay momentos llenos significado. Cuando caen las primeras nieves del año. Los primeros días de sol después del invierno. Semanas en las que las lluvias inundan los caminos. O cuando pasan las grullas volando hacia el norte o el sur, dos veces al año. Y luego hay momentos tontorrones en los que no pasa nada fuera de lo común. Y la semana pasada ha sido de esas.

Cerro de la Lechuza

Hace tiempo que no salía a correr al atardecer. Y puede que sea porque mi cuerpo ya no está acostumbrado a trotar a esas horas, o por los kilómetros que he acumulado esta semana, pero lo cierto es que he terminado realmente cansado.

Vuelta a las Colinas

Otra salida corta y por un recorrido facilito. Caminos por los que he pasado muchas veces, aunque ahora los tenga medio olvidados. Así que me ha servido para ponerme al día de los cambios que ha ido sufriendo el paisaje. Y lo de sufrir lo digo en todos los sentidos, porque la mayor parte han sido debidos a las motosierras, el fuego y las excavadoras.

Sierra de Hoyo y vuelta al pueblo

Una escapada rapidita al alba, subiendo a la sierra de Hoyo para disfrutar de las vistas con las primeras luces del día. Aunque lo de rapidita es una pequeña hipérbole. Porque el ritmo no es que fuera demasiado alegre precisamente.

Vuelta a Hoyo

Lo malo de pasarse todo el día picando en la cocina cada dos por tres, es que luego no hay forma de correr en condiciones. Pero esta vez he conseguido realizar un doble esfuerzo para trotar un poco al amanecer.