viernes, 18 de octubre de 2013

El canto del cisne



Durante toda la Edad Media, los bestiarios medievales explicaron que los cisnes eran mudos. Supongo que el primero en escribirlo sería algún monje a orillas del Mediterráneo, donde sólo se ven cisnes volando durante las migraciones.

Es cierto que el cisne vulgar no abra la boca en vuelo. Sólo cuando está en el agua se vuelve más dicharachero. Lo curioso es que, aunque la gente los oyera cantar en sus propios países, tuvieron que pasar siglos para que el cisne dejara de ser mudo en la cabeza de la gente (y, sobre todo, en los libros).

Durante años, todos los sabios de esto del correr (y del deporte en general) alabaron las ventajas de estirar antes de salir por piernas. Y durante años yo he ocultado que sólo estiraba al final, pero nunca al principio de una carrera.

Hasta ahora he vivido en silencio mi condición de rebeldía. La gente me regañaba si se enteraba, aunque yo les dijera que a mí me iba de maravilla. Todos me auguraban los mil males y los cien mil calambres, pero lo cierto es que nunca he tenido problemas desde que dejé de estirar.

Cuando corría mal, y me lesionaba cada dos por tres, calentaba y estiraba como el que más. Al corregir los errores en mi forma de correr, desaparecieron el 90% de los problemas. Luego dejé de estirar antes de correr. Y todo ha ido bien hasta el momento.

Pero el caso es que no confesaba abiertamente lo que hacía (o mejor, lo que no hacía). Y nunca recomendaba a los demás que siguieran mi ejemplo. Al fin y al cabo, todas las revistas del sector siempre te recordaban la importancia del estiramiento previo.

Sin embargo, ahora parece que eso ya no está tan claro. Hay razones técnicas que desaconsejan forzar los músculos y tendones antes de realizar ejercicio. Por lo visto, al someterles a un proceso de estrés conseguimos el efecto contrario al deseado.

En cualquier caso, más allá de lo que digan los médicos, expertos, libros o revistas, creo que deberíamos hacerle más caso a nuestro cuerpo. Y a nuestra propia experiencia. Porque las recomendaciones científicas y las modas siempre cambian con los años (incluso radicalmente).

Pero si algo de lo que hacemos nos va bien, ya nos vale. Aunque rompa con todo lo establecido y con las “verdades” oficiales. Los bestiarios medievales mantuvieron a los cisnes mudos durante siglos. No dejemos que los libros y las revistas tapen la realidad de nuestra propia experiencia.

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