Era una noche oscura y tormentosa. Y además, casi coincidía con el
aniversario de la edición de la primera tira de Peanuts. Así que éste es mi
pequeño homenaje a Charles M. Schulz.
Había estado lloviendo por la tarde (y luego llegarían varias tormentas
gordas de granizo), pero durante el recorrido tan sólo lloviznó un poquito. Lo
justo para refrescarme y disfrutar de una noche preciosa, con las nubes bajas
reflejando la luz de los pueblos cercanos. Y los relámpagos iluminando el campo
a lo lejos.
Esta vez bajé por el barranco de la Torre, que lleva directo hasta el
canal del Guadarrama. Y luego seguí hasta la presa del Gasco. Lo malo es que el
sendero del canal estaba totalmente embarrado, y por momentos parecía una pista
de patinaje.
En el barranco levanté un grupo de perdices que huyeron despavoridas,
con ese golpear de alas tan discreto que tienen. Y ya cerca de la presa, un par
de jabalíes se escamotearon entre las matas al ver la luz del frontal.
El resto de la fauna se redujo a unos cuantos sapillos que hacían la
estatua en medio del sendero cuando saltaba por encima de ellos para no apachurrarlos.
La vuelta la hice por el camino del Pardillo hasta la torre de los
Lodones, para la que quizás sea la última salida del año que puedo hacer con
indumentaria veraniega. No nos podemos quejar. Bastante ha durado el buen
tiempo.
14,29 (8,88 millas)
402 m
1h 28 min (9,74 Km/h)
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