lunes, 21 de octubre de 2013

Mirador



Tenía ganas de volver a correr hasta el mirador. Sobre todo porque hay una zona del recorrido que no pisaba desde el invierno pasado. Así que, después de dejar metidos en la cama a los chicos, he salido a disfrutar de una noche templada y sin viento. Y con una luna casi llena que me ha permitido ir con el frontal apagado durante mucho rato.

He ido muy lento. Un poco porque correr de noche por senderillos y pedregales no invita a soltarse la melena (en mi caso, siempre en sentido figurado). Y un mucho porque no estaba el cuerpo para demasiadas alegrías.

Así que, tomándomelo con mucha calma, he ido subiendo por el arroyo de Peñaliendre hasta el mirador con paso corto. Y luego, he bajado con pasos más cortos todavía, ya que el sendero se adivinaba en la oscuridad sólo por la falta de matojos, que no por la de peñas, cantos y pedruscos.

Luego, en las zonas con el piso más fácil, he podido disfrutar del campo a la luz de la luna. Una maravilla. Lo malo es que, yendo tan lento, he terminado llegando a casa a la hora bruja. Creo que en el futuro, cuando corra a estas horas, me voy a plantear recorridos más facilitos. Que luego no hay quien se levanta para ir a trabajar.

16,22 km (10,08 millas)
454 m
1h 56 min (8,39 Km/h)

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