Llevaba meses sin hacer un recorrido tan largo (desde las costas de
Cantabria, creo). Y el caso es que ha ido bastante bien: he terminado entero.
He entrado ya en esa fase en la que correr bien es terminar a secas. Así que,
todo correcto.
He corrido en ese momento raro del día, en el que la mitad del tiempo
vas a pelo y la otra mitad con frontal. En este caso, tocaba ver la puesta de
sol, con la luz naranja y rosa iluminando durante un breve momento las montañas
y las nubes. A veces no tengo claro si es mejor disfrutar del alba o del
crepúsculo en el campo.
Con la oscuridad ya instalada, y el frontal encendido, han empezado a
surgir los fantasmas de la noche: una piara de jabalíes, un conejillo
despistado… y arañas. Al principio pensaba que esas cosas que brillaban en
medio del camino eran trozos de cristal. Hasta que me he dado cuenta de que lo
que realmente reflejaba la luz eran los ojos de unas arañas de tamaño
medianito, que rondaban por el campo en plan cazador.
20,60 km (12,80 millas)
134 m
2h 14 min (9,22 Km/h)
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