La noche

El último domingo de octubre le ganamos una hora al amanecer. Hay años en los que los que ese momento llega más pronto y otros, como este, en los que llega justo el último día del mes. Mientras tanto, la noche nos sigue ganando la partida jornada a jornada. De hecho, esta semana he corrido casi todo el rato a oscuras, y tan sólo he visto el primer albor cuando ya llegaba de vuelta a casa.

Corredoras en el cine

Correr en el cine no es algo demasiado habitual. Y si eres chica, menos. Dejando de lado las carreras para escapar del malo de turno (por ejemplo, un carnicero con una sierra eléctrica), lo cierto es que no recuerdo que haya habido muchas mujeres corriendo con arte. Pero casi todas las que lo han hecho son de armas tomar.

La caída

No hace mucho mencioné que a mi vieja compañera de correrías se le notaban ya los años. Desde entonces hemos seguido saliendo a correr, y el fresquete de esta últimas semanas nos ha venido muy bien a los dos para recuperarnos un poco de los achaques de la edad.

Las minas de Hoyo

Además de aprovechar los berrocales de granito con una cantería que les proveía del material para construir sus casas y vallar sus tierras, la gente de Hoyo también horadó el suelo buscando bienes y riqueza. Unas veces para sacar arena destinada a la construcción, dejando huecos que dieron lugar a las pozas y charcas de la zona (como la del Camorcho). Y en otros casos para sacar metales.

Hace falta más luz!

Llevo semanas echando de menos la luz mientras corro. Y no porque no quiera trotar a oscuras, que lo cierto es que me gusta bastante. Pero hay veces en las que me paro para hacer una foto, tratando de captar la belleza de un instante entre tinieblas, y no hay forma.

Tiempo de entretiempo

El otoño ha llegado de una forma que se nos hace rara: con cielos nublados, vientos fríos, bajada de las temperaturas y los árboles cambiando el color de sus hojas. Todo lo que define la estación que acaba de comenzar, pero que teníamos casi olvidado por culpa de unos años en los que los últimos flecos del verano llegaban a veces hasta Navidad.

Los que corremos

Cuando me cruzo con gente trotando por el monte, o cuando los veo por las calles o parques, una de las cosas que tengo claro es que esto de correr no me convierte en nadie especial. No somos una tribu, ni una secta, ni nos define nuestra edad o nuestro físico. De hecho, ni siquiera nos une nuestra pasión por correr, ya que mientras algunos lo amamos otros se lo toman como una medicina amarga.

La Solana

Un pequeño tirón en un abductor y el aviso de una micro rotura en un gemelo me han tenido trotando menos y más lento estas últimas semanas. Así que mi forma no es lo que era. De hecho, ya nunca es lo que era, pero esa es otra historia.

La vida entre tinieblas

Poder admirar la belleza de las primeras luces del alba no es el único placer cuando salimos a correr temprano. A veces también ese momento, en el que se funden la noche y el día, nos reserva alguna sorpresa. Como el poder avistar animales que viven mientras nosotros dormimos. Sobre todo cuando brilla la luna llena.

El inicio del alba

Los días se están haciendo cada vez más cortos, y en apenas una semana la noche le ganará la partida al sol. Debido a mis horarios, he comenzado ya salir a correr con frontal. En esta época del año, se nota mucho como la luz disminuye de jornada en jornada.

Las primeras lluvias

Siempre es un momento especial cuando las primeras lluvias de septiembre nos anuncian ya los olores del otoño. A la alegría de ver cómo el campo se vuelve a recuperar se une sentir cada vez que respiramos lo que nos traerá la nueva estación: humedad, hierba mojada y restos vegetales en descomposición. Un olor que se agradece después de haber respirado durante semanas el aire seco del verano.

A salto de mata

Una expresión que viene al pelo para muchas cosas. Su origen indicaba la forma en la que salían los conejos o liebres cuando eran descubiertos por los cazadores, después de haber permanecido quietecitos al resguardo de algún arbusto. Es lo que veo hacer a muchos de estos animalillos cuando troto por el monte.

Decadencia

El paso de los años tiene consecuencias para todos. Yo llevo mucho tiempo en el que esto de correr lo hago sólo por amor, porque ya no tengo el cuerpo para farolillos. Pero hoy ha sido la primera vez que he tenido que recortar el recorrido previsto, y volver a casa por la vía más directa por problemas físicos.