Alto de la Solana

Un recorrido corto en el que he vuelto a notar al final la falta de gasolina. Lo bueno es que como se trataba disfrutar del buen tiempo cerca de casa, me lo he tomado con calma desde el principio. Primero trotando por las praderas de la Berzosa y luego rodeando las Colinas hasta los altos de la Solana.

Canticos espirituales

A pesar de la pila de años que llevo observando pájaros en el campo, todavía no distingo a casi ninguna especie por el canto. Y lo que empezó como falta de oído musical ha empeorado encima con la sordera creciente. Por eso, me alegro cuando consigo fijar en mi memoria el tono, ritmo y melodía de cualquier pajarillo.

De Tres Cantos a Hoyo

Un recorrido que llevaba muchos años queriendo hacer, pero que no ha sido lo que yo esperaba. Para empezar, porque la mayor parte del camino es relativamente pobre respecto al paisaje. Se ven más cosas bonitas a lo lejos que lo que se disfruta de cerca. Y además, porque he sufrido como un idiota por senderos fáciles.

La velocidad está sobrevalorada

Nunca he sido rápido corriendo. Ni siquiera cuando tenía 20 años. Lo mío ha sido siempre la resistencia más allá del agotamiento. Quizás porque es algo que no tiene que ver con un buen físico y si con una mentalidad cerril. Donde no llegan las atletas, llegan los obstinados y cabezotas.

Vuelta al Pendolero

A pesar de que muchas plantas han aprovechado esta primavera temprana para sacar sus flores al sol, hay otras que están cumpliendo de forma más tradicional con el calendario. Sobre todo las que nacen de bulbos. Así que, entre tanto frutal rozagante, destaca la ausencia de narcisos. Y aunque las violetas llevan ya meses floridas, las puntas de los gamones apenas sobresalen de la tierra.

Más carpe diem que nunca

David Wallace-Well nos cuenta  en su libro The Uninhabitable Earth cómo va a cambiarnos la vida en los próximos años por el calentamiento global. Dos cosas son realmente importantes: el cambio va a ser rápido y nos va a afectar en todo.

Sierra de Hoyo

Llevaba tiempo queriendo correr por un par de sitios de la sierra de Hoyo que todavía no conocía. Una zona poco transitada en la que los senderos desaparecen, y el trote se convierte en un caminar azaroso y precavido. Pero el resultado ha merecido la pena. No para volver a pasar corriendo, pero si para terminar de descubrir mejor una parte del monte realmente silvestre.

Los buenos hábitos

Hay veces en las que si no fuera porque tenemos ya una rutina establecida, nos quedaríamos en casa tumbados en el sofá en vez de salir a correr. Y eso que luego, cuando volvemos, nos alegramos de hacer trotado. Pero hay días en los que nos despertamos con el ánimo brumoso de salida.

Vuelta a las Colinas

Con este tiempo, resulta difícil quedarse metido dentro de casa. Así que aprovechamos cualquier excusa para salir a trotar un poco. Hasta cuándo vamos a buscar el pan o bajar la basura terminamos liándonos más de lo previsto.

Carpe diem

La primavera todavía no ha llegado, pero ya hay algunos avisos en el aire de que no le queda mucho. Por un lado, esta semana el sol está empezando a calentarnos a mediodía. Y por otra parte, ya he podido escuchar al amanecer los cantos de pajarillos defendiendo su territorio.

Sierra de Hoyo

Un recorrido de esos que solía hacer a menudo y que ahora se han convertido en una rareza. Es lo que tiene haber cambiado la forma de correr. Antes hacía salidas largas dos o tres veces a la semana, mientras que ahora corro tan sólo una hora como mucho (aunque casi todos los días).

Todo fluye, menos nosotros

Aunque hace mucho tiempo ya, Heráclito de Éfeso nos avisó de que todo está cambiando constantemente, realmente es muy difícil percibir esa transformación de lo que nos rodea. Como mucho, nos sorprendemos un día pensando lo que han crecido nuestros hijos, o lo que ha cambiado el barrio donde vivimos, o de dónde habrá salido esa barriga que antes no teníamos. Parece que viéramos las cosas como si estuvieran grabadas en piedra. Por eso son tan útiles las fotos que hacemos.

La historia del hombre en un maratón

Kurtis Baute es un tipo realmente curioso, en todos los sentidos de la palabra. Y su objetivo principal es compartir toda esa curiosidad con los demás para que miremos las cosas desde otro punto de vista. El científico, en este caso. Un buen ejemplo de ello es la comparación que hace entre la historia de la humanidad y un maratón.