Las mejores carreras de nuestra vida

Han sido tan sólo diez días sin correr, pero hoy sentía las piernas como si hubieran sido meses. Puede que porque he estado realmente quieto todo este tiempo, andando lo justo. O puede que, con los años, la forma se pierda rápido y se recupere a duras penas.

No hay peor sordo

Llevo una semana sin poder salir ni a correr ni a dar un paseo por culpa de la gota. Una semana en la que además, me estoy sintiendo sin fuerzas. Quizás por eso, mi última salida antes de que me quedara en dique seco fue tan penosa. El cuerpo ya debía sentir los efectos del ataque y yo no supe escuchar. O no le hice caso.

Bola del Mundo y Maliciosa

Hoy he subido a correr hacia la Bola del Mundo por el valle de la Barranca. Y en mi subida, he seguido lo que se conoce como camino de la tubería. Este senderillo debe su nombre a los tubos por los que bajaba el agua desde la cabecera del valle, en la garganta del Infierno, hasta el antiguo sanatorio de Guadarrama.

Animalillos

Correr a primera hora de la mañana no sólo es recomendable para evitar el calor, además permite coincidir con muchos habitantes del monte que luego, con buen sentido se recogen a la sombra durante las horas más duras del día. Por eso, durante las últimas semanas me he cruzado con bichos tan grandes como un ciervo (o mejor dicho, tres: un macho de imponente cuerna seguido por dos hembras), y por otras tan pequeños como una humilde serpiente (calentándose un poco en medio del sendero).

Entre Hoyo y Torrelodones

Ayer me dejé las persianas subidas, así que esta mañana he abierto los ojos con las primeras luces, por lo que he aprovechado para salir a correr un poco al alba. Algo complicado en esta época del año, en la que el sol madruga mucho. Y como tenía más tiempo por delante del habitual, me he puesto a trotar por los viejos senderillos que unen Hoyo con Torrelodones.

La Solana y el cuartel

Cansado ya de los recorridos más habituales en mis trasiegos matutinos, esta vez he optado por llegarme hasta el cuartel, pasando antes por el alto de la Solana por aquello de que siempre es mejor quitarse las cuestas al principio.

Retomando las buenas costumbres

Llevo un par de semanas en las que he podido retomar mis salidas mañaneras casi todos los días. Con cielos nublados o con el sol ya rampante en el cielo, mi rutina es levantarme a las siete pasadas, ponerme la ropa y las zapatillas, barrer los pelos que mi compañera canina deja en suelo durante la noche, y salir a trotar durante una hora tranquilamente antes de empezar mi jornada.

Libro: Exercised (Daniel Lieberman)

La misma persona que lanzó la idea de que habíamos nacido para correr, desde un punto de vista científico, nos invita a plantearnos si realmente es eso cierto, o si la frase tiene un poco de trampa.

Cambio de estación

La primavera astronómica se ha despedido dejando el tiempo revuelto. Lo que se agradece, ya que si hubiera continuado haciendo el calor de las últimas semanas estaría el campo ya achicharrado. Hemos podido disfrutar de unas jornadas fresquitas, con lluvias y cielos encapotados. Y hemos tenido que rescatar alguna que otra manta para dormir a gusto.

Presa del Gasco y canal de Guadarrama

A veces los astros se alinean y te permiten combinar una actividad cualquiera con trotar un poco por el monte. Y esta vez, he podido aprovechar para realizar uno de esos recorridos que nos conocemos de memoria, pero que por lo que sea llevamos tiempo sin hacer.

Vuelta a las Colinas

Estos días estoy leyendo un libro muy interesante en el que Daniel Lieberman especula sobre las razones evolutivas que han hecho que nuestra especie sea cómo es, relacionando nuestra anatomía con el ejercicio físico. A lo largo del libro habla mucho del entorno en el que surgieron nuestros antepasado, y del paisaje africano por el que se mueven algunas de las últimas tribus de cazadores y recolectores actuales.

Montón de Trigo

Llevaba bastante más de un año alejado de la sierra. Y a pesar de que soy un privilegiado por tener el campo a la puerta de casa para salir a trotar cuando quiero, lo cierto es que echaba de menos las montañas. Así que, cuando al final he podido tirarme al monte, lo he hecho para subir uno de mis picos preferidos.

Un ligero cambio de rutinas

La logística familiar y laboral me ha deshilachado mis rutinas estas dos últimas semanas, así que estoy saliendo a correr un poco cuando puedo, y un poco cuando tengo ganas. Gracias a estos cambios, he vuelto a trotar al atardecer, lo que llevaba tiempo sin hacer. Y he podido comprobar una vez más cómo cambian los mismos recorridos de siempre cuando los hacemos a otra hora del día.