miércoles, 12 de noviembre de 2014

El Pendolero

Más de una vez me ha pillado una tormenta mientras corría. Algunas de ellas, sobre todo en primavera, las veía venir de lejos y se alejaban tan rápido como llegaban. Otras veces, en días de niebla, la lluvia caía mansa y ligera, sin apenas notarse. Pero ayer estuve una hora corriendo debajo de una lluvia fuerte que, por momentos, caía todavía con más ganas todavía.

Y el caso es que me lo esperaba. Aunque había salido en un momento de calma había estado toda la noche cayendo agua. Así que lo más probable es que siguiera lloviendo a lo larto de día (cumpliendo los pronósticos del tiempo). Y así fue.

Por lo menos puede hacer la mitad del recorrido tranquilo y parando a hacer fotos. Porque las tormentas nocturnas habían dejado el campo limpio y reluciente. Por el camino fui descubriendo muchas setas escondidas debajo de las jaras o entre las piedras al pie de las encinas. Pero la vuelta me tocó hacerla bajo la lluvia torrencial, así que ni me fije demasiado en el campo ni saque el móvil en ningún momento para hacer fotos.

18,38 km (11,42 millas)
502 m
1h 57 min (9,42 Km/h)

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