Aprovechando que la lluvia se ha tomado un respiro, he vuelto a correr por el monte Abantos, que llevaba ya mucho tiempo sin pisar esa zona de la sierra. Lo malo ha sido la niebla, porque aunque en las zonas bajas la atmósfera estaba limpia, las nubes se han quedado colgadas de los picos.
El recorrido que tenía en la cabeza y el que al final ha sido no han sido totalmente iguales. Y la culpa la tienen tanto la niebla como los mapas y fotos aéreas un poco desactualizados. El principio del recorrido no tenía pérdida. Después de dejar el coche en el área recreativa de Fuente Nueva he subido por la carreterilla que serpentea por las faldas del monte Abantos.
Pero pronto han empezado mis dudas con respecto al camino que debía seguir. La idea era pillar un sendero en dirección norte que salía a mitad de subida (después de la octava curva). Pero no he sabido verlo. Así que al final he cogido una pista un poco más arriba que salía en la misma dirección.
Después de un tramo de subida, lo malo es que el camino comenzaba a perder altura (que tanto había costado ganar). Así que al cabo de unos kilómetros he abandonado la pista y he cogido el cortafuegos que intuía que me llevaría hasta las antenas de Abantos. Lo bueno es que he acertado. Lo malo es que la subida ha sido más dura de lo previsto.
Desde Abantos, todavía en medio de la niebla, he dado un par de rodeos hasta el puerto de Malagón. Quedaba todavía la subida al cerro de la Cabeza y la vuelta por las laderas madrileñas de estas montañas. Lo primero ha sido relativamente fácil, aunque no he podido disfrutar de las vistas desde lo más alto.
La bajada ha sido un poco más liosa, al no poder contar con las referencias del terreno. Pero al final ha salido mejor de lo previsto gracias a una pista antigua medio borrada que he descubierto en medio del bosque de pinos. Además, a mitad de bajada me han salido al paso un rebaño de ciervas a las que he sorprendido cerca de un arroyo.
El resto ha sido sólo seguir la pista y la carreterilla asfaltada que recorre la ladera por encima del Escorial, y que termina en donde había dejado el coche.
A pesar de que la niebla no me ha dejado disfrutar del panorama, durante todo el recorrido he visto muchas setas, sobre todo amanitas muscarias (más conocidas como "la de los enanitos"). Y en cuanto a los animales, aparte de las ciervas tan sólo he visto pinzones, varias bandadas de perdices (que he ido levantando en la parte alta) y cornejas poniendo con sus graznidos un poco de color (lúgubre) al bosque entre la niebla.
30,18 km (18,75 millas)
1440 m
4h 07 min (7,33 Km/h)
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