Últimos días con el horario de invierno

La primavera ha empezado con lluvias, que es lo que más necesitaba el campo después de un invierno con poco frío y con menos agua todavía. Así que estos días he podido disfrutar chapoteando por el monte mientras corría.

Sacando un poco la cabeza

Todavía sigo siendo un peligro para todo el que se me acerque, pero hoy al menos he podido salir a trotar de nuevo aprovechando la soledad del monte a primera hora de la mañana. Un verdadero placer después de tanto tiempo.

El virus

El mismo día que volvía a trotar después de la lesión me empecé a sentir muy cansado. Y aunque al principio pensaba que sería por haber vuelto a hacer ejercicio, lo cierto es que he terminado pillando el Covid.

Lo malo de este virus es que, a pesar de las precauciones y de las vacunas, nada te asegura que no te vas a contagiar. Lo bueno es que gracias a esas mismas vacunas, y a que las sucesivas variantes parece que han ido suavizando los efectos, la cosa ya no suele ser tan peligrosa como al principio de la pandemia.

Así que tendré que esperar una semana más antes de recuperar mis salidas mañaneras. Qué todos los problemas sean esos!

La salida más corta

Normalmente sólo escribo sobre una salida cuando la cosa me ha llevado su tiempo. Hace años mis recorridos eran largos de verdad, pero desde que mis rutinas me hacen salir cada día sólo en torno a una hora suelo agrupar las impresiones de varias jornadas cuando me siento a escribir.

Descanso obligado

Parece que ya tocaba disfrutar de un pequeño descanso. Una nueva lesión me ha dejado bastante tocado, así que supongo que tendré que estar en dique seco las tres semanas de rigor. Una pena, pero espero volver a trotar cuando llegue la primavera. La oficial, porque la de contrabando lleva ya bastante tiempo entre nosotros.

Un pequeño respiro

Ha llovido un poco este fin de semana. Y además a la gallega, todo el día pero suavemente. No es que haya caído demasiada agua, pero al menos se ha roto la racha, lo que se agradece en este invierno de secano.

Doce años

Hoy es el cumpleaños de mi compañera de correrías. Parece que fue ayer cuando salí por primera vez con ella por el monte, y sus cortas patas de cachorro le hacían ir dando tumbos entre las matas y las piedras. Al poco estaba ya saltando como loca por el campo, y desde entonces no ha parado.

Al alba doble

Hay veces en las que sales a correr antes de que amanezca y tienes la oportunidad de disfrutar del campo con las luces blancas del alba y de la luna llena. Es como tener dos focos enormes juntos que iluminan tu camino, uno por el este y otro por el oeste. Uno redondo, a punto de desaparecer; y otro que anuncia la salida inminente del sol.

El campo empieza a cambiar

A pesar de que durante estos últimos días hemos tenido un poco de viento, unas cuantas nubes de vez en cuando y alguna llovizna, febrero está pasando sin que se note que estamos en invierno. Así que cuando salgo a correr por las mañanas, el tiempo es realmente perfecto para correr.

Arroyo de Manina

Además del río Manzanares, los dos arroyos más importantes que cruzan el monte del Pardo son el de Manina y el de la Tejada. Este último nace en el cerro de San Pedro y va cogiendo agua por Colmenar Viejo hasta que entra en la reserva integral a la altura de Tres Cantos. El de Manina nace en la sierra de Hoyo y baja desde el campamento militar encajonado entre jarales y dehesas.

Primavera, la precuela

Es la primera vez que veo los árboles en flor por esta zona en la primera semana de febrero. Ya no merece tanto la pena hablar de cambio climático como empezar a buscar directamente nombre para las nuevas estaciones. Por ejemplo: otoño suave, ola de fresquito, preprimavera, primavera, verano, horno e infierno.

Recorrido - Peñalara

Distancia: 12,4 km.

Desnivel positivo: 650 m.

Tipo de terreno: pista y senderos.

Dificultad: Media. Tan sólo hay que tener mucha precaución en la cresta de los Pájaros.

Agua: Sólo al principio del recorrido. Puede haber algún pequeño arroyo en la zona de las lagunillas, pero no hay que beber de ellas.

La cima más alta de Guadarrama es un reflejo perfecto de toda la sierra: montes redondeados con laderas relativamente suaves y algún que otro cortado de vez en cuando. Guadarrama no es un sistema montañoso de picos imponentes, de esos que desafían la imaginación de los escaladores. De hecho es normal encontrarse en la cima con un puñado de vacas pastando.

La belleza del alba

Ya he comentado en alguna ocasión que si este blog se llama como se llama no es por casualidad. Siempre he pensado que merece la pena ser testigo de cómo despierta el campo con la primera luz del día, aunque cueste salir de la cama en mitad de la noche. No hay mejor momento para trotar un poco.