Bajo un cielo blanco

Hace poco he estado leyendo un par de libros sobre la naturaleza en la que vamos a vivir en un futuro cada vez más cercano. Libros que muestran no tanto las señales de lo que viene, como las huellas de lo que ya ha llegado.

Las señales de la primavera

A lo largo del año, el tiempo va transformando el campo de forma paulatina. En general, las estaciones se van dando el relevo poco a poco, con fronteras no muy definidas. A unos días de calor pueden seguirle vientos del norte cargados de frío y de lluvias. Y a veces el sol del verano parece que llega casi hasta Navidad.

Peña del Águila

La logística familiar hace que esta semana toque descansar bastante, así que, para prepararme, este fin de semana he hecho un recorrido un poco más largo de lo habitual. Subiendo hasta la peña del Águila y bajando por las cascadas.

Amaneceres brumosos

Aunque durante esta semana hemos tenido días de sol y de lluvia, lo cierto es que todas las mañanas he salido a correr entre brumas. A veces disfrutando un rato del cielo despejado en lo alto de las colinas, para luego sumergirme en paisajes líquidos en los que la luz se desvanece.

Vuelta a las Colinas

Con el municipio cerrado para evitar contagios y los parking clausurados, el campo ha estado muy tranquilo este fin de semana. Durante el recorrido, apenas me he cruzado con algunos grupos de ciclistas y con un puñado de corredores. Hasta los paseantes se han quedado en casa, quizás para evitar el fuerte viento soplaba.

La normalidad

Después de empezar el año con una nevada histórica, y seguir con una ola de frío que yo tampoco había visto nunca por aquí, parece que el año se ha serenado un poco. Todo ha ido volviendo a la normalidad. El hielo se ha fundido y las temperaturas han ido subiendo. De hecho ahora estamos en ese veranillo típico de finales de enero.

Vuelta a Hoyo

Una salida para poder apreciar cómo está el campo alrededor de Hoyo, después de que la nieve haya terminado ya de fundirse. Una vuelta tranquila chapoteando por charcos y barrizales, con la tierra rezumando agua por cada esquina. Algo casi tan poco habitual por aquí como eso de ver el paisaje blanco.

El deshielo

En las tierras del lejano norte, el deshielo es una época melodramática, con campos anegados y ríos desbordados que no pueden drenar a tiempo la nieve y el hielo derretidos. En Castilla el deshielo no existe. A no ser que consideremos a la escarcha nocturna dentro de esa categoría. Pero en esta ocasión, con tanta nieve caída, somos testigos también por primera vez de la transformación masiva del agua entre el estado sólido y el líquido.

Todo sigue blanco

Justo una semana después de que comenzarán a caer los primeros copos de esta nevada histórica la cosa sigue igual de blanca. Aunque los árboles han liberado ya sus ramas, y algunos arbustos comienzan a asomar la cabeza, la nieve cubre todo el campo. Salir de la huella de los caminos trillados conlleva hundirse todavía hasta la rodilla.

La gran nevada

Bill Watterson lo dejó muy claro en su último dibujo de Calvin y Hobbes: una gran nevada es algo maravilloso. Todo lo que nos es familiar desaparece y el mundo parece recién creado. Es como tener una enorme hoja de papel blanco para dibujar. Un día lleno de posibilidades. Un mundo mágico que hay que explorar. No lo desaprovechemos.

Miles to go before I sleep

Llegó la nieve, y he podido volver a correr por el campo cubierto de blanco, algo que siempre me alegra mucho. La primera tormenta del año ha sido bautizada como Filomena para la ocasión. Un nombre que no parece demasiado adecuado para este frío y la nieve que se espera. El ruiseñor al que le gusta cantar nos hace pensar en días más cálidos y primaverales. Pero es lo que tiene el nominalismo metereologico.

Las cascadas

Un salida tranquila por el valle del Peregrinos, subiendo hasta las cascadas del Covacho, rodeando el cerro de la Lechuza, bajando por el Cerrulén y volviendo por el antiguo camino de Galapagar. Una zona que tengo ya muy trotada, pero que sigue escondiendo algunas pequeñas sorpresas.

Campos vacíos

El frío ha venido como suele llegar el invierno a Castilla: duro y seco. Hace días que no llueve, así que el aire y la temperatura son ahora perfectas para curar jamones. Antiguamente este tiempo nos acompañaba desde primeros de noviembre, de ahí que la festividad de San Martín fuera tan señalada para labores de matanza. Hoy tan sólo vivimos el frío invierno durante unas cuantas semanas, así que hay que aprovecharlo. Quién sabe si en unos cuantos años no lo echaremos de menos.