Lo que si que hay que tener en muy cuenta cuando corremos con el tiempo extremo es el sentido común. Por ejemplo, aplicando la regla más básica: no hacer nada que pensemos que es una locura si lo hiciera otro. Si tu hermano, hija, marido, amiga o padre te contaran que van a salir a las cuatro de la mañana a correr solos por la montaña mientras cae una nevada con vientos siberianos es probable que no te pareciera una gran idea. Pues eso mismo.
Pero cuando el tiempo sea relativamente benigno para la estación y nos decidamos a abandonar los cantos de sirena del sofá, merece la pena tener en cuenta lo siguiente:
- Llevar ropa adecuada: lo mejor para correr con frío es ponerse varias capas. Una camiseta corta, otra larga y un chubasquero, junto con unas mallas largas y pantalones impermeables, nos van a permitir mantener el calor aunque corramos en medio de la nieve.
- Protegerse la cabeza y las manos: las leyendas urbanas afirman que por la cabeza se pierde más calor que por el resto del cuerpo. Y es cierto sólo porque solemos llevarla al descubierto. Pero con un gorro, una bandana para el cuello y unos guantes no tendremos ningún problema.
- Respirar: si el termómetro ronda los cero grados, o menos, respirar se puede convertir en un verdadero problema. Una solución son las máscaras de neopreno que se suelen usar para montar en moto o hacer esquí. Realmente calientan el aire antes de que entre en nuestros pulmones.
- Mantener los pies calientes: cuando hace frío de verdad y los charcos están helados, unos calcetines más gruesos de lo normal nos pueden venir muy bien.
- Poner las cadenas: para correr por la nieve o el hielo existen zapatillas especiales con clavos. Además, también hay quién usa una especie de minicrampones. Yo no los he probado, pero parece que van muy bien. En mi caso me vale con el viejo truco de poner tornillos en unas zapatillas viejas. Es tosco, pero funciona.
- Cuidado con el hielo: por razones obvias, a pesar de lo que llevemos en los pies, siempre conviene extremar la precaución cuando corramos por placas heladas (o por encima de piedras mojadas y resbaladizas).
- Cuidado con la nieve: en este caso el problema es lo que se esconde debajo. A la vista, un paisaje nevado suele ser bastante llano. Pero no hay que olvidar que la nieve oculta agujeros, piedras y socavones en los que es muy fácil meter la pata.
- No salir a correr: sí, por muchas ganas que tengamos de tomar un poco el aire a veces lo más sensato es quedarse en casa. Hay ventiscas, tormentas de hielo y olas de frío intenso que deben ser vistas desde la ventana.
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