La logística familiar me ha vuelto a servir de excusa para volver a correr por la zona de la presa del Gasco. Un sitio realmente bonito y poco frecuentado. Algo sorprendente si se tiene en cuenta que está rodeado de zonas muy pobladas: Torrelodones, Las Matas y Molino de la Hoz.
El caso es que tenía casi dos horas para dar una vuelta y ducharme antes de recoger a los chicos a la salida del colegio. Tiempo suficiente para dar una vuelta, pero tampoco podía irme por los cerros de Úbeda.
En la bajada desde Torrelodones la única novedad ha sido encontrarme con una excavadora arreglando el camino del Pardillo. Espero que al llegar al final derrumbe la puerta de metal que cierra el paso. Y que pusieron los cretinos de la finca por la que pasa el camino cuando pensaron que todo el monte era suyo.
En la zona de la presa, el sol se ha colado por debajo de las nubes iluminando el campo con una luz dorada que convertía todo en un cuadro espectacular. Lo mejor eran los arbustos de espino con las hojas ocres y rojas brillando entre las encinas.
Desde la presa he dado una pequeña vuelta y he vuelto siguiendo el río Guadarrama en la más absoluta soledad. Tan sólo he visto pinzones y unas cuantas perdices que daban vuelos cortitos de una ladera soleada a otra.
15,40 km (9,57 millas)
489 m
1h 42 min (9,06 Km/h)
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